miércoles, 11 de diciembre de 2013

Ingrato corazón

cuando se acerca el final
cuando podemos ver a cámara lenta
el inminente desastre
cuando corre deprisa el lento y tedioso
agonizar de la vida

comprendemos
buscamos las respuestas
a las preguntas que no hicimos
Olvidada de mí y del mundo, lejos del dolor,
lejos de la realidad
;
En mi propia realidad inventada
dónde sólo existe la risa...



Compositor: Desconocido
Estilo: Guaguancó
Grabación: Patato Valdés, “Patato y Totico”


"Cuando te vuelva yo a ver

Qué cosa
s tendrás
Reservadas para mí

En tu ingrato corazón


Murió la ilusión

De nuestro amor

Murió el sol

Que nos alumbraba

La estrella que nos guiaba

También desapareció

Señora, ¡señora!

Ya todo terminó"


Solista: "Como lo ve, señora, ya todo terminó
Escuchar la rumba buena
Escuchar mi guaguancó"

Coro: "Como lo ve, señora, ya todo terminó"

sábado, 16 de marzo de 2013

Pensar en cine

¡Con cuánta frecuencia un pequeño relato puede ser fruto de una visión cinematográfica!. Primero son las imágenes y luego las palabras. ¿Cómo escriben los ciegos, ésos que nunca han visto imágenes, ni colores, ni luz?

Las imágenes están ahí incluso en apenas unos renglones, al describir un pequeño instante; esos segundos de reposo viendo el atardecer en una playa lluviosa, o un momento fugaz del estrés del día a día de un oficinista que coge el metro para ir a trabajar, son la visión del momento montado en una secuencia más o menos ordenada, como si se proyectara una película dentro de tu propia cabeza, a cámara rápida, lenta o retrocediendo, plano corto, plano largo, picado, traveling...está todo. A veces incluso imagino el sonido que hacía mi reproductor de VHS al darle a Rew, que era algo así como si pones en marcha una batidora de vaso llena de papel plastificado; realmente parecía que se estaba merendando tu película, que es lo que también hace tu cabeza cuando no te sientas y escribes rápidamente esa visión, ese instante.

Pero no sólo un relato puede ser imaginado como un corto de cine, también un diseño, un edificio, un cuadro... Allí estás tú dibujandolo, te lo imaginas tal cual, y poco  a poco la cámara se va metiendo en el dibujo, ya no apareces tú desde el techo, como si te vieras en un viaje astral, ahora son sólo líneas dibujándose, bloques levantándose en una visión básica de animación en 3D, y poco a poco se va transformando en ése edificio o ése detalle, ése rincón, ésa plaza, como una visión real que, como con los relatos, con el tiempo desaparece; al principio rápidamente, y después con lentitud, dejando pequeños resquicios de lo que un día fue una idea, ya irrecuperable.

viernes, 15 de marzo de 2013

María con su risa



Entró por la puerta de servicio, sigilosa como una ardilla, y asomó su carita negra por la puerta de la galería que da a la cocina. Dio un respingo para atrás, con un cierto movimiento rítmico, como se suele mover la gente que vive bailando, y puso cara de sorpresa extraña al verme allí sentada. "Oi", me dijo sonriendo, y me contagió la risa. Los siguientes intentos de comunicación fueron absurdos, ni siquiera nos presentamos, así que huyendo de la situación pasó de largo, atravesando la cocina, en busca de la jefa y la normalidad.

Esta es María, limpia la casa. Ella es una amiga, se quedará unas semanas.
Y mirándome con su cara de niña traviesa y sus minúsculos ojos bajo unas enormes gafas de concha, amarillentas, se echó a reír con todos sus dientes, señalándome como una loca; creo que miraba mi piel, excesivamente blanca. Me dio un achuchón eterno, muy fuerte para su pequeño tamaño, y siguió con sus cosas sin dejar de mirarme, divertida.

María no sabe leer, es pobre y ha tenido una vida difícil, pero diría que es feliz; tiene unos setenta años muy bien llevados, pequeñita de largas extremidades,  piel curtida y arrugada, se mueve por la casa limpiando con gracia y ductilidad, como una araña trabajadora. En el salón me entrego a mi estudio dejando pasar la mañana sin apenas percibir los pequeños ruiditos de María por la casa.

El aroma del arroz cociéndose me abre el apetito y decido investigar lo que sucede en la cocina. Allí está ella, esperándome; "jajá", me dice su mirada, y rápidamente abre el frigo para enseñarme la fruta que ha comprado, limpiado y cortado, mirándome de reojillo para ver qué cara pongo. "Quer um caqui?", me dice con absoluta felicidad, "vale...". Me lo ofrece en un plato y me hace sentarme. Así empieza una larga lista de frutas que me va sacando alegre, "E bom?", "muito bom,uhmmm". Se ríe, me señala como diciendo le gusta "a melancia" o "a manga" y me abraza.

Que llegue el miércoles para me contagie con su risa, para que le de a la fruta su toque mágico de madre y abuela, y para que me hable y esta vez entenderla.



viernes, 27 de enero de 2012

Barragán con compresa

Te echo de menos;
siempre, cuando no estás te echo de menos;
en enero, en febrero... en noviembre, en diciembre...
siempre, incluso cuando no quería verte, te echaba de menos.

Supongo que esto debí habértelo dicho en algún momento,
pero cuando intentaba llegar a tí
era taaaaan difícil;
tu figura, toda henchida en su puta prepotencia,
dándome la espalda como si yo fuese un ser insignificante,
me hacía perder las ganas de amarte,
de disfrutar de cuatro miguelitos corriendo a mi alrededor,
de hacerme famosa para mantenerte de pornochacho,
de invitarte a una caña una tarde,
de que vinieras a verme,
de verte,
de estar contigo...
y...
¡pum! se acabó.

Hoy, por fin, he conseguido llorar...
eso sí, no he podido parar, incluso ahora, veinte horas después,
sigo llorosa y anhelando tu sentir y tu voz.

Quisiera hablarte, endulzar tu dolor,
si es que se parece al mío.
Al principio deseaba,
en una ingrata parte de mí,
que sufrieras;
pero en realidad me doy cuenta
de que me atormenta más tu dolor que el mío.

sábado, 24 de diciembre de 2011

void

Tristeza... es triste, pero es tristeza.
Ese vacío alegre lleno de ilusión y cosas nuevas por llegar no existe cuando el vacío es triste.
Ese vacío triste de las cosas maravillosas que debes dejar atrás para poder sobrevivir en la búsqueda de un nuevo vacío, alegre.

martes, 16 de agosto de 2011

Ansiedad

No es un buen momento.
Percibo los olores con una intensidad nauseabunda; todo me da asco.
El sol me ciega, me ahoga. Sudo como una perra sólo con poner un pie en la calle.
Necesito volver a casa; la oscuridad de mi casa me relaja.
Huir del sol abrasador, huir de esos olores a sudor basura muerte perfume barato pis.
Todo huele y no me gusta.
La ropa me molesta. Maldito calor. Maldita situación. Maldito olfato.
El tiempo apremia y estoy muy lejos; tratar de llegar es como correr en un sueño sin avanzar.

miércoles, 11 de mayo de 2011

Felicidad

Me había acostumbrado a estar sola;
tumbada en la cama veía pasar los minutos a través de los agujeros de la persiana, tranquila, en paz, saboreando ese momento perezoso de las tardes de verano, sintiendo el vacío de mi vida como un recipiente que puede rellenarse.
¡Cuántas cosas aún por llegar!

lunes, 4 de abril de 2011

Nuestros antepasados

La casa está fría y, sin embargo, permanece aquí, sentada en este taburete de formica gris y mirando la chimenea apagada, inmóvil; junto a ésta el carbón, las pastillas de gasolina, un saco de piñas, periódicos viejos, un fuelle y el atizador, bajo la misma capa de mugre que lo cubre todo; el baldosín catalán está quebrado por doquier; las paredes presumen de todo tipo de manchas sobre una superficie pardusca, tal vez antaño pintura blanca. Sólo quedan algunos muebles, una alacena con los cristales rotos y restos de alguna vajilla, una silla tapizada en piel que no casa con el taburete, como si coexistieran, en estos dos elementos, dos épocas, dos tiempos, un lugar...

Gélida como la nieve que entra por las ventanas a través de los vidrios rotos, parece imperturbable. A pesar de la decadencia del lugar, a pesar del frío y de la escasa luz que hay en la casa, ella, la mujer, parece una gran dama, erguida, serena, con el rostro de una niña que mira con los ojos de una anciana, y la amargura de una boca capaz de sentenciar a muerte. Sólo el viento, que ulula y agita las ramas de los árboles, vuelve vívida su imagen; por fin sale de su ensoñación, estremecida, se retuerce dentro de su plumas blanco y se ajusta la capucha de pelo que apenas deja asomar una nariz, una cara, un mechón de pelo lacio y castaño.

domingo, 13 de febrero de 2011

Maldito subconsciente

Desde hace un par de meses sueño contigo de forma recurrente; no sucede nada especial, son de esos sueños tranquilos que me permiten dormir, soñar y descansar. Tu apareces al fondo, entre más gente, con un jersey holgado y raído; estás de frente y tu cara es siempre la misma, seria y triste, con el gesto ligeramente inclinado hacia abajo. Me levanto con sensación de vacío y de arrepentimiento y luego rondas mi cabeza todo el día; mis manos miran el teléfono, pero me quedo quieta. ¿Sonará tu voz tan triste como la siento en mi cabeza?.

jueves, 11 de noviembre de 2010

Navidad. Prospecto Generación X (II)



La fiesta de Nochevieja fue una puta locura, ni se los tipos de drogas que llegué a consumir. Otro año más me quedaba sola, así que me apunté a la fiesta de un colega que las suele organizar muy curradas. Fue muy divertido, me planté allí sola y me hice un hueco entre punkis, rastas y pijos bohemios, toda una colección de tribus. Ernest, 40 años, era como Thor pero vestía como un puto vagabundo, con su melena rubia desaliñada y esa pinta de bruto que nunca me deja indiferente; tardé dos días en aprenderme su nombre, no le pegaba nada; John, 30 años, alto, moreno y delgado, con un aspecto bastante normal, o más bien normal para lo que allí se veía; se moría por coger mi culo y estrujarlo entre algo más que sus manos. Los dos estaban bastante bien dotados, como pude comprobar más tarde. No sé cómo acabamos los tres a las 11 de la mañana en mi casa, bebiendo cerveza y pintando tiros de farlopa sin parar. Entre ellos hablaban en inglés, así que yo me enteraba de más bien poco, pero no fue importante durante los días que nos tiramos follando sin parar; felicidad absoluta. Se fueron una mañana temprano y nunca más les volví a ver; fue perfecto.

Aquella tarde llegó Juan, un chico gallego con el que llevaba apenas un mes enrollándome y que ya se creía que éramos novios. Se quedó dos o tres interminables días; después de la maravillosa experiencia de año nuevo no podía soportar sus infantiles gracias ni su monótona forma echar polvos, tocándome las tetas con el dedo índice, como si estuviera llamando al ascensor; me daban ganas de soltarle una ostia cada vez que abría la boca. Aún lo recuerdo con repelencia, aunque era buen chaval, pero no para mí. Disfruté mi soledad, aliviada, cuando se fue.

El día de reyes salí al vermú con mi amigo Fran, uno de mis colegas hermanos, le llamábamos el ratón porque siempre tenía algún tipo de alimaña en casa, le encantaban los animales, las plantas, y la música psicodélica de los 70. Siempre era un apoyo en mis crisis de mujer fatal; cuando me sentía como un témpano de sentimientos y alejada de todo, él estaba ahí con sus sentimientos despechados por aquel amor que un día le rompió el corazón, al parecer para siempre. Por supuesto después de aquellos cinco días yo necesitaba hundirme en el abrazo de un hombre con letras mayúsculas, así que tiré de churriagenda y llamé al mejor de mis amantes, Pedro, una versión actual de Bogart con un humor bastante peculiar, capaz de hacerme reír tanto como de disfrutar de buen sexo; con él me sentía mujer, y bella, y deseada, pero sin más miramientos, justo lo que necesitaba. Habría estado bien poder encontrarle, pero no estaba disponible, así que me emborraché con Fran hasta la noche. Estábamos en aquel garito que tanto frecuentábamos desde hacía años, junto a la plaza Mayor, cuando aparecieron un grupo de colegas, nos invitaron a unos tiros de spid y se tomaron unas copas con nosotros. Entre ellos estaba Julio, el que fue el gran amor de mi vida; lo supe a la mañana siguiente cuando salió temprano de mi casa para alejarse varios cientos de kilómetros hasta la que entonces era su casa, y lo sé ahora, tantos años después. Él lo supo más o menos a la vez que yo, así que volvió, y volvió, y se quedó… y un día se fue.

domingo, 7 de noviembre de 2010

Lujuria

Te miro, pícara, con ojos de deseo, con mi media sonrisa maliciosa y mordiéndome el labio, mientras sujeto tu cabeza que lucha por girarse para no verme, para no mirar el miedo de perderte en mí, en el brillo de mis ojos. Mírame, mírame, mírame por favor..., te suplico en un susurro agotador, como si fuese el último aliento que sale de mi boca. Nos reímos locamente, felices, como borrachos el uno del otro ; qué miedo, pero qué bien.
La calle está mojada de lluvia y el cielo envuelto en nubes, gris y luminoso; tan sólo un pequeño hueco por donde el sol se abre camino y llega hasta el fondo de mi casa, hasta tu cara; me descubro mirando las escamas de tus ojos. Otra vez la risa.

miércoles, 20 de octubre de 2010

Los pantalones viejos, aquellos pantalones

Me he vestido de esa forma que espero que emocione, o por extraña o por bella, y he salido a tomarme un vino a varios kilometros de aquí, ilusionada con la idea del reencuentro fortuito.
He vuelto a casa feliz, sin haber logrado mi objetivo pero feliz, feliz porque me hace sonreir el pensar en emocionarme, aunque solo sea eso, emoción; me siento viva.

martes, 12 de octubre de 2010

Éxtasis

No era una piscina era una charca de ranas; pero bailando desnuda en el jardín sentí el deseo de zambullirme en el agua verde, flotar en su espesura y sentir la perfección del mundo en lo más profundo de su podredumbre.

miércoles, 18 de agosto de 2010

El balcón está abierto, pero nunca llegas

La brisa me eriza el bello del cuerpo; abro los ojos; me encanta ver como asoman las pequeñas prendas de ropa interior por encima de los cajones, tan delicadas; de esos cajones q no están del todo cerrados sino que tienen un hueco arriba por donde metes la mano para abrirlos, y allí asoman partes de diferentes sujetadores y braguitas perfectamente doblados y colocados, no sólo por tamaños sino también por colores. Todo está ordenado; todo menos yo.
El sol me deslumbra asomando intermitentemente tras las cortinas que se mueven suavemente junto a la cama. Cierro los ojos. Quietud.

martes, 8 de junio de 2010

Que se haga la lluvia

Quiero que llueva.
Quiero salir a la calle y mirar al cielo con los brazos estirados, sentir el agua correr por mis mejillas, dejar que mi vestido se empape hasta que la fina tela se me pegue al cuerpo y me congele.

Quiero experimentar el contraste entre el calor asfixiante y pegajoso de una tarde de verano con la refrescante sensación que produce la lluvia al mojar mi cuerpo. Que inmensa felicidad me produce esta combinación de frío por fuera y calor por dentro.

¿Recuerdas aquel verano, cuando aún éramos unos niños? Yo conducía hacia algún lugar del que ahora no tengo recuerdo. La primera vez que nos vimos de verdad; fue la lluvia y esa manía mía de dejarme llevar por sus palabras llenas de gotas de armonía, de dejar que mi locura sea libre; siempre me ha gustado la lluvia, y éso es lo que quiero después de este invierno largo y frío, que llueva.

Correr, saltar y reír como una loca mientras me baño de lluvia, mientras escuchamos esa canción que suena a todo volumen desde el coche, parado en mitad de un camino perdido. La puerta está abierta porque he tenido el impulso repentino de saltar del coche en busca de un éxtasis de sensaciones, ajena al mundo que me rodea pero sintiendo la intensidad del momento como si me gritara en un idioma que ya nadie escucha. Con los ojos cerrados giro sobre mi misma y dejo que el agua purifique mi rostro, que lo limpie de los restos de maquillaje; ni siquiera me doy cuenta de que tu aún permaneces sentado dentro del vehículo y me miras sonriente y sorprendido.

Apagas el motor, abres la puerta y sales muy despacio, no pierdes detalle de tan maravilloso espectáculo, respiras hondo, puedes sentirlo, es la vida, es la libertad, es muy refrescante; me miras con un inmesno amor, tu pecho henchido de gozo, amor de estar vivo, de estar ahí en ese momento, de verme girar y reír. Cada uno a su manera disfrutando del momento y empapados.

sábado, 29 de mayo de 2010

Mañanita mañanera

Vaya mañanita llevo, entre el lento transcurrir de las horas y el rápido devenir de los recuerdos desastrosos de la noche parece que estoy esperando al ángel exterminador. ¡Que angustia más dicharachera y graciosa! nunca pensé que podía ser tan divertido sentirse un despojo humano, será porque creo que aún estoy borracha y tengo que quemar toda esta dosis de alcoholazo.

Es como perder la dignidad pero sin el como, solo que como en realidad todos la perdemos en estas noches locas de desenfreno y... y entonces miramos un poco hacia otro lado para no ver los errores ajenos y en consecuencia perdonar los propios. Consuelo de ciegos.

Puesto que la vida es única no deberíamos desperdiciar el tiempo en replantearnos nuestros actos, pero aún así lo hacemos, no podemos evitar sentir ese desasosiego que desentraña tratar de recordar qué pasó y porqué y cómo lo habrán visto los demás, cuando en el fondo importa bien poco; creo que el instinto masoquista forma parte del género humano por naturaleza, disfrutamos torturándonos con absurdas cuestiones que no van a ningún lado, o bien porque no tienen remedio, lo hecho hecho está, o bien porque carecen de importancia real. Si no puedes arreglarlo tirálo a la basura, o como es más bien conocido, si no puedes hacer nada, ¿porqué te quejas?, ¿de qué sirve el anunciamiento mundial de tu desesperanza?, ¿quien va a jugar el papel de Dios para que un ente insignificante (y grandioso por otra parte, je je) como eres tú, se sienta mejor?. Pues tal vez no es tan difícil encontrar a ese Dios, podemos tirar de churriagenda y esperar que los mimos y el buen follar nos llenen de júbilo y nos hagan olvidar las penas; esto nunca pasó, sentenciamos pues, sabiendo que fue real y que hicimos el idiota, pero que tenemos la capacidad de darle la vuelta a la tortilla en espera de que nadie lo recuerde...

Siempre pienso que no fue para tanto, pero luego llega alguien y te fastidia tu ignorancia haciéndote conocedor de la auténtica verdad; cuando tu crees que entraste recto a pedir, realmente hiciste más eses que una cuerda en un bolsillo, empujaste a todos los que estaban en tu camino, tuviste bronca con la tía más chunga del local y cuando parecía que te iban a matar alguien te cogió del pescuezo y se disculpó por ti, mientras te entretenías pidiendo otra dosis del letal veneno que ansiabas incoscientemente.

Ý despues de tanta reflexión, o maldición, en lo único que pienso es en la próxima fiesta de esta tarde; no dejo de sorprenderme, cuando parece que no puedo hacerlo peor... ¡¡voy y me supero!!.
Espero no dejarme llevar a los bajos fondos de mi alma otra vez, desbocada con la idea de encontrar por la noche, y borracha, lo que no soy capaz de encontrar por el dia, un buen polvo, o como quisieran llamarlo algunos, un poquito de amor; ¿en qué clase de psicópata me he convertido?.

sábado, 22 de mayo de 2010

Terror proyect




Mayo querido, contigo ha llegado el sol, los títeres y las esperanzas, aunque no en este orden que al sol le ha costado, vaya que sí.

Esta es la época de martirio estudiantil, exámenes, entregas... un sinvivir frenético, una angustia que se camufla entre las prisas, los apuntes y esa extraña exaltación de la líbido. Tus compañeros de trabajo y tus amigos corren el riesgo de convertirse en las víctimas de la ira que suscita en ti este mogollón bajo el que te mueves, a veces ligero, calmado y equilibrado, y otras, como suele ser mi caso, a trompicones, estresado y con el gesto desencajado la mayor parte del tiempo.

Durante estos días no existe el tiempo libre, tus ratos de descanso se van colando a cuentagotas entre las muchas horas de trabajo, ya no sabes si tienes hambre, sueño, o unas ganas locas de que te den caña bruta; un polvo rápido y salvaje entre los restos de trocitos de cartón para maquetas, superglú y miles de láminas de prueba, imposible sobrevivir sin ello; supongo también que por eso yo siempre he sentido una especie de alegría masoca en esta época infinitamente odiada por todos; canturreo y hablo sola por la calle de camino al curro en la ensoñación de recorrer los muros de mi edificio buscando defectos, cosas pendientes, posibles vistas, fotos, láminas, materiales... son tantas cosas que se pierde un poco la cordura durante este tiempo, y hay que calcular bien los esfuerzos porque si palmas antes es muy difícil remontar.
Pasado cierto trance tu mente se bloquea, no sabes ni sumar dos más dos sin usar los dedos, ya está, el agotamiento te ha vencido, hoy toca dormir, y mañana arreglar todas las metidas de pata de hoy, que fijo que son unas cuantas; por eso hay que tener la capacidad de saber parar a tiempo, deshacer el entuerto de cinco horas currando en esta especie de estado de shock es una cagadaaaa.
Cuando ves a tu colega currando en su proyecto con los ojos inyectados en sangre, sentado con desgana sobre su silla giratoria, encorvado y laxo, brazos caídos y también cara caída, con la mano sobre el ratón que se mueve por el plano de un lado a otro como buscándose, es momento de decirle "tio, vete a dormir" y éste, tras un segundo de colapso y como saliendo de un sueño absurdo, te mira con los ojos muy grandes y camina hacia la cama arrastrando los pies, autómata; acabas de salvar varias horas de trabajo de tu compañero de suplicio.

Pero este año no tengo nada de esto, sin clases, sin entregas... y aún siento la presión de que el tiempo se agota. He pasado tantos años de mi vida sufriendo el angustioso trámite de final de curso que se ha incrustado en mí esa sensación de terror inminente. Parece que me falta algo todo el tiempo, y cuando recuerdo que soy libre respiro aliviada. Lo cierto es que voy posponiendo el momento final, el de verdad, y esto no parece acabar nunca; demasiada libertad. ¿Terminaré en noviembre o seré capaz de darle otra vuelta a otro año con las manos vacías?.

La verdad es que este año eché de menos a mis compañeros, esas horas y horas en casa unos de otros perdiendo el tiempo con trabajos absurdos, o compartiendo el momento proyecto en compañía,siempre en casa de alguien, que es mejor que en soledad como me pasa ahora. Echo de menos tener una hora libre entre dos clases y tomarme unos tercios en la cafetería, siempre hablando del proyecto, de los últimos rumores de la clase tal, del ultimatum del profesor cual que es un cabrón, del descubrimiento de una técnica nueva con el autocad para ganar unos milisegundos en cada línea, y de la última liada de un día entre semana que se te va de las manos. Y la sensación de tener toooda la vida por delante, la esperanza, la ilusión, la cierta calma que produce soñar despierto.

viernes, 21 de mayo de 2010

"¿todo bien?". Prospecto generación X .(I)


Está claro que hay hombres que no entienden las indirectas; debería quedar claro que si en mitad de una escena que se alarga desafortunadamente en el tiempo, y digo desafortunadamente porque no hay vistas de que la cosa vaya a mejorar, lo que una mujer quiere decir con "¿todo bien?" es "correté de una puta vez, que son las 5 de la madrugada, me levanto a las 8, soy incapaz de centrarme en tu monótono e insatisfactorio pim pam pim pam, y estoy harta de gemir fingiendo una satisfacción inexistente con la esperanza, al menos por empatía, de que termines gozando en la mayor brevedad posible", ya que cualquier esfuerzo es vano y él insiste en tomar las riendas de una situación que le viene grande en todos los sentidos.

Y cuando la respuesta de semejante troglodita del sexo es "todo bien, tranquila, no quiero terminar tan pronto, me gusta durar, a vosotras os gusta", lo pimero es venirte abajo y pensar "ohhh, mierda, otro de estos noooo; como decirle que prefiero pegarme un tiro en la sien a seguir soportando este infinito aburrimiento, y que se me cansan las piernas de la posturita" y luego "¿cómo que a nosotras? ¡tócate los cojones!, además de inútil es tonto...pfffff".

En ocasiones el muchacho, mucho más hábil ante la preguntita de "¿todo bien?", es capaz de hacer un esfuerzo mental, porque aún debe de llegarle algo de líquido rojo al coco, y responde "¿porqué, quieres que me corra?"; ¡bien!, este acaba de ganar puntos, pero en ese momento te debates entre decirle sí o qué ¿no?, pffff; ser honesta, arriesgarte a que el inútil mástil se desinfle como un globo y traiga consigo la consecuencia inevitable de que el acto se prolongue aún más, y que probablemente se genere el problema antes temido, y que ahora ya si que la cosa acabe en desastre absoluto, ni tu ni él, y de mal rollo. Entonces optas por eso de... "bueno, no, no quería decir eso...pero es que quiero verte gozar", muy sutil, quedas muy bien y suele funcionar (aunque a veces esta sobrevalorado eso de ser sútil, y el pavo no se entera), pero si te pilla despistada (más bien dormida) o pone cara de susto hasta el punto en el que sientes pena sueltas un "no, no, no, no, no, noooo, no quiero que te corras ya..." lo más convincente que puedes, y automáticamente te arrepientes.

Pero ya no tengo paciencia, ya no; ahora me los quito de encima de un empujón y, sin importarme su gesto de atónito ignorante, les pido amablemente que se larguen... o me voy yo sin mirar atrás. Ya no quiero ser maestra de nadie, no hay amor, ni esperanza, sólo sexo sucio y malo... no merece la pena esforzarse más.

Piensas en limitarte a follar sólo con aquel que realmente te parece interesante, "este promete" piensas ilusa, pero al final cualquiera te puede decepcionar o sorprender, no importa. Puede que topes con un chaval casi diez años más joven, con poca cabeza aún, poco apto para conversar pero entregado al amor, potente y con una capacidad de aprendizaje imposible de desaprovechar, y recuperas el entusiasmo, te lo curras y eres feliz entre sus brazos durante unas horas o unos días, todo lo que puedas soportar el complejo de madre entre bambalinas. En ocasiones tienes la suerte de encontrar un adulto capaz, interesante, resistente, experimentado en las artes amatorias y.... ¡pffff, que empalague!

Siempre aprendemos, de todo, de cada mínimo roce... ¿porque hay hombres que se empeñan en desaprender?. La vida es dura, no pienso fingir más aunque hiera tu puto orgullo de macho español, aprende que ya eres mayorcito para saber cuando es que sí.
¡¡¡si, si, si, síiii!!!

martes, 4 de mayo de 2010

Muñeca rota

Otra vez,
no recuerdo nada,
otras cuantas horas perdidas en la bruma.

Demasiado fácil.
Demasiado frecuente.
Demasiado demente.

Mi cuerpo enflaquecido, arde, sufre, aún no es consiciente de sus heridas.
Desnudo y frágil, roto por dentro y por fuera, alarga el tiempo antes de deshacerse en vómito.
Del calor al frío en un una arcada.

martes, 13 de abril de 2010

Holocausto zombi

Apenas recuerdo lo que ocurrió durante aquel día, que fue soleado y cálido, ¿¿…y rosa??. Sin embargo me alegro de que mi mente sea capaz de llenarse de vacío, que me deje huir de mi misma, que borre mis locuras dejando sólo el instante en el que un rayo de luz como divina me alejaba del mundo… no hay ninguna cordura en todo esto, ése es el secreto. Hay noches en que los sueños son más reales y más nítidos, y por supuesto, más llenos de sentido que toda la espiral de acontecimientos que se sucedieron el otro día.

Incluso ha empezado a darme igual la sensación de que no debería salir ni a por el pan a pesar de que habrá mucha gente que busque explicación a mi comportamiento. Tengo la impresión de que hice enfadar a muchos, más de lo habitual, en un total arranque de sinceridad y maldad absoluta que me debió entrar a eso de las 11.00, y que acabó a eso de las 21.00… por hacer una aproximación no muy exacta, horas arriba, horas abajo, de lo que me duró el ataque de risa en cuestión. No dejé títere con cabeza.

Con esto de que llega el buen tiempo, que da gusto quedarse en la calle, al sol, me olvidé de volver a casa, me dejé llevar por el momento y sucumbí a la bella idea de sentir el amanecer y aprovechar la mañana tan estupenda que prometía un cielo despejado de primavera. Nada más lejos de la realidad. …Desayuno con diamantes y con la muerte en los talones.

Al día siguiente me levanté cuatro horas antes de ir al trabajo para pegarme una ducha de las largas, no podía dormir, y acababa de recordar qué día era… lunes; casi me da algo al pensar lo que me esperaba esa mañana. Estoy perdiendo el norte.

miércoles, 31 de marzo de 2010

Noches de insomnio

Después de varias semanas forzándome a dormir, hoy reniego.

Llega la primavera y parece que se me enciende el cuerpo, dan ganas de no poner un pie en casa; y cuando estoy en casa no puedo parar, reorganizar armarios, planear rutas, probar nuevas recetas... ¡el coco a mil por hora!

Qué pena no tener más tiempo y más medios para hacer todo lo que me gustaría en estos momentos. Me siento dormida en esta pequeña ciudad sin recursos. No hay mucho que hacer más allá de tomar cervezas y trepar por las montañas. Dónde se quedaron los sueños... Supongo que la prisa es inversamente proporcional a mi fuerza de voluntad.

sábado, 27 de febrero de 2010

Metafísica ambulante

Mientras escucho el ave maria de schubert y pienso en todo lo que se pierde desconociendo este tipo de cosas, pequeñas en este mundo loco, pero tan intensas....da igual el tiempo que pase, recapacito en eso de saber que no somos dueños de nosotros mismos...porque en algún momento alguien nos elige, o nosotros elegimos a alguien que nos condiciona de por vida, un amigo, un hermano, un compañero de trabajo... es igual...su esencia y su ser viajan con nosotrso aunque no queramos, mucho después incluso de que se hayan muerto, física o metafóricamente hablando.

miércoles, 24 de febrero de 2010

Tierra y mar

Cruje la madera con el suave movimiento del balancín. La tarde lluviosa va dejando paso a un anochecer sosegado, de un fresco suave como es normal en otoño; huele a tierra mojada y a mar, una combinación que me resulta perfecta en su sencillez, llena de armonía y extraña sensación de vida en dos elementos inertes en sí mismos, la tierra y el agua.

Se respira calma en toda la extensión de playa que se ve. No hay rastro de persona alguna, solo yo permanezco aún aquí, tumbada entre cojines bajo el porche, con el libro cubriéndome el vientre, y observando el pausado movimiento de las nubes; parece que escampa, puedo distinguir los últimos rayos de sol perderse en el océano.

Debí cerrar los ojos un segundo y dormirme, porque cuando los abrí era noche cerrada, las luces de la casa iluminaban mi cuerpo, y una musiquilla sonaba a lo lejos, apenas perceptible tras el sonido abrumador y balanceante de las olas que rugían suave pero intensamente. Puse más atención en lo que oía; un instrumento oriental, cuyo nombre desconozco, me hizo pensar que tal vez una geisha tocaba melodiosamente allí dentro. Lo extraño es que en tales circunstancias me pareció de lo más normal. Un escalofrío me hizo volver a la realidad, me levanté despacio, mirando melancólica hacia la inmensidad de la noche. Es hora de regresar.

lunes, 25 de enero de 2010

AÑO I



Nuevo comienzo.
Fase cuatro.
Y de alguna manera una vuelta a los orígenes.

martes, 19 de enero de 2010

Recuerdo mis no recuerdos otra vez

Ultimamente sueño intensamente, los recuerdos de lo que nunca fue se amontonan atormentándome, como diciendo,
mira,
esto es lo que no cuidaste,
lo que se fue,
lo que nunca tendrás porque la muerte no tiene vuelta atrás.

Cuando tú a ti mismo, con tus no recuerdos de lo que ya no será, te restriegas por la cara la maldita frase de "sólo valoras lo que ya no tienes", o peor, "sólo me apreciarás cuando me haya muerto".


La vida te enseña, a base de ostias.

Grabado a fuego en la memoria.
¿Por qué razón absurda recordamos lo que recordamos?; una frase estúpida, de un día cualquiera que ni siquiera recuerdas, puede perseguirte y torturarte hasta el día de tu último aliento.

Incluso cuando sueñas, ahí están tus cabos sueltos.

jueves, 14 de enero de 2010

La noche

Suena música de fondo.
El sonido de cuatro pares de patitas correteando por la casa.
La casa está descuidada; la ropa se amontona en la silla.
Me visto al ritmo del compás musical.

Con calma, el reloj no tiene prisa y yo tampoco.
No me importa el frío
no me importa la lluvia ni la nieve
Un toque de color en los ojos y lista

No se que creo que me voy a encontrar
pero allá voy, a la carga
Un día de estos tendré que coger el toro por los cuernos
y enfrentarme a la realidad, a mi realidad

Fin de la historia...¡Me piro!

miércoles, 30 de diciembre de 2009

Nosotros somos tú


Verano del 87. Las niñas corremos por la casa en una histérica felicidad, con nuestros ligeros camisones aún puestos y el pelo enmarañado propio de quien se acaba de levantar; los desayunos se van amontonando en la mesa de la cocina. Los chicos entran por la puerta, vienen riéndose y con las manos llenas de cachivaches, herramientas y circuitos. Qué típico. Ya están tramando alguna…


Las 11 de la mañana, Luz ya nos ha gritado que ¡sus flores no!, y nosotras, pequeñinas, de poco más de un metro de altura, corremos por el jardín huyendo ágilmente de la regañina. Se oye la puerta, podemos olerlo, una mezcla entre caballo, metal, sudor y tabaco... Pronto yo dejaré los juegos para repostarme en el quicio de la puerta del baño, a observar boquiabierta un ritual que me entusiasma, el afeitado.


Primero se lava la cara, y llena el lavabo con el agua bien caliente. Saca la espuma y la brocha... ¡mmmm! el olor de su espuma de afeitar que a lo largo de los años nunca me ha decepcionado; olor a La Toja y a hombre. Luego la brocha bien untada, como si fuese un helado de jabón, y hale, por la cara cual muñeco de nieve pero muuucho más guapo. Si hubiese sido chico le habría pedido que me untase a mí también; tal vez lo hice, más de una vez acabé con la punta de la nariz adornada de espuma, momento en el cual yo solía correr por el pasillo, huyendo de la vergonzosa situación de saber que me habían pillado embelesada y mirando. Y después de la espuma, mi momento preferido, cuando saca la cuchilla y… Rrrrras! Ruido de rasurado como no lo he vuelto a escuchar en nadie, era como ver al puto Clint Eastwood; el ruido de cada pelo como si fuesen púas de erizo, ¡qué grande!, y ver el resurgimiento de su cara a medida que va desapareciendo la espuma. Y por último el cuello; siempre me ha dado una especie de mareo esa mezcla brutal de la cuchilla afilada, el duro pelo, y la suave y fina piel de esta parte tan delicada del cuerpo. No solía quedarme a ver como se aclaraba la cara, no fuese que viniese a besarme después, con la piel blandita, aún mojada, y mal afeitada, como siempre, dejándose corrillos de duro pelo entre los pliegues de la piel y que destrozaban mi joven pellejo (no soporto que me toquen con la piel mojada).

Con los años yo fui perdiendo el interés por el ritual; aunque más que perder el interés lo que paso es que gané idiotez adolescente, y ya no me parecía apropiado eso de mirar… fuese como fuese los años no perdonan, y últimamente, cuando alguien le afeitaba (la pérdida de visión le impedía hacerlo, o le desanimaba más bien) me entristecía más que cualquier otra cosa.

Quisiera dedicarte una canción o un poema, pero sé que me lo tirarías a la cara, sería mejor dedicarte un amanecer, o una mañana lluviosa de primavera, cuando los campos empiezan a reverdecer; o una partida al subastao... ¡ay, que no!

Eres la semilla, no se si alguna vez fuiste consciente de ello, pero lo que somos todos y cada uno de los que vinimos detrás, te lo debemos a ti, a tus brazos de acero golpeando el metal al rojo, al caldo que liabas como si fuese un caramelo, enrollado por los extremos y sin pegar (en tres segundos ya estabas fumando, menos de lo que tardo yo en sacar un cigarrillo del paquete). Nosotros somos tú.

miércoles, 16 de diciembre de 2009

¡Amanacer nevado!

Adoro la nieve.
Levantarme por la mañana, subir la persiana de la terraza, y... ¡Sorpresa!
Contemplar el paisaje blanco desde la cama... ¡Qué cosa más bella!

Ahora si que quiero un chocolate caliente.

viernes, 11 de diciembre de 2009

La belleza de la intimidad, ésos momentos de sincronización incluso en la desesperación más absoluta


¡Estás loca!
Lo tuyo no es ni medio normal... ¡y dejá de fumar ya, que llevas así toda la mañana!, y seguramnte toda la noche...
de nada te servirá tirarte de los pelos ahora, haberlo pensado antes... es que tienes esa manía de dejarte llevar sin más, sin pensar. Joder, es que a veces parece que lo haces a posta para estrellarte contra todo una y otra vez. ¿Acaso buscas la autodestrucción? Mejor no me respondas, ya lo se.
No te entiendio, tía, no entiendo cómo una persona inteligente y válida como tú puede perder tanto el control de su propia vida, el control de todo... si no te quisiera tanto...
No me mires así pequeña, deja de llorar, lo vamos a arreglar. Tranquilízate y vuelve a contarme la historia desde el principio; pero esta vez procura detenerte en los detalles, no se nos tiene que pasar nada. Voy a preparar café...

Se oyó el ruido del agua al caer en la bañera, a lo lejos, como en un susurro relajante. Se está limpiando las heridas, pensó, que putada, joder, que putada. Cerró la cafetera, conteniéndose las lágrimas, prendió una cerilla y encendió el fuego. Pronto el olor a café endulzaría el ambiente. El salón tan quieto, en silencio, el sol comenzaba a bañar tímidamente el suelo de la terraza. Las 12 ya, que tarde... no pudo más, lloró. Apareció envuelta en una toalla naranja y secándose el pelo con otra toalla blanca, parecía una visión de otro mundo, un espectro envuelto en color, tan delgada, ojerosa, rendida por el esfuerzo de vivir. Se acercó despacio al cuerpo tembloroso y afable, con una dulce serenidad secó sus lagrimas y se abrazaron. Las dos hermanas reían y lloraban a la vez, abrazándose con ternura, como despidiéndose de algo, de esa vida que ya no sería nunca la misma. Ya no. Silvó la cafetera. Se miraron con los ojos brillantes. Ya voy yo.

jueves, 10 de diciembre de 2009

Momento creativo

Que dulce felicidad llena tu respirar en los momentos más creativos. Es el momento en el cual se empiezan a agolpar miles de ideas en tu cabeza creyendo dar forma a algo que aún no sabes muy bien lo que es. Estás a punto de verlo, casi lo puedes tocar, rápido, un papel y un boli.

En mi caso este momento suele ser bastante complejo, por un lado están las ideas, las conlusiones, las historias, ésas deben ir escritas, son pensamientos que albergan un universo de circustancias, o que pueden comentar o explicar una solución técnica dentro de mi profesión; y he aquí la parte compleja, por otro lado existen las visiones espaciales momentáneas en las que creo reconocer un recurso para resolver un espacio concreto sobre el que estoy trabajando, o una idea que debo reciclar pora cuando haga... tal cosa. Pero también puede ser esa necesidad de dibujar una situación, una escena, un objeto abstracto y pictórico. El arte por el arte.

Este cruce de ideas, de maneras representativas, este escribir, dibujar, imaginar, crear, en ocasiones se vuelve demasiado confuso y me pierdo entre unos y otros. Ojalá tuviera una grabadora de cerebro para, más tarde, reproducirme mis propios pensamientos a baja velocidad y apresurarme a anotarlo todo.


El camino que recorro cada día desde que salgo del trabajo hasta que llego a mi casa me resulta tan monótono y exasperante que a menudo voy flotando en una nube de ensoñación creadora. Suele ser uno de los momentos más fértiles pero menos productivos del día, ya que mi mente se dispara en un ir y venir de pensamientos sueltos entremezclados, conversaciones imaginarias y recuerdos.

Siempre que me curzo con alguien en este trayecto han de llamarme con bastante insistencia, y yo me giro con gesto de sorpresa, como quien se despierta de un sueño repentinamente. Saludo y sigo mi camino como desperezándome, todavía no muy consciente de dónde me encontraba yo cuando me sobresaltaron.

martes, 8 de diciembre de 2009

Pintura sobre cuerpo desnudo


No es que no quiera verte, es que no es bueno para mi salud mental.
Escuchar tu voz cuando hablas con otros, de lejos, como un susurro atronador, es una especie de tortura extraña, pero más aún cuando hablabas conmigo, por eso te pegué; no puedo volver a sucumbir a tus encantos, me dueles más de lo que quiero soportar.
Sentir tu olor es una tortura sin extrañeza alguna, es un delirio irracional e intensamente sólido. Pierdo la cordura. Por eso te grité, aléjate de mi, por favor.
Tu tacto un pensamiento ya fuera de mi alcance, no quiero ni tan siquiera recordarlo.

Me has cambiado. Me has enamorado, y me has hecho odiarte. Me has hecho tener esperanzas y perderlas un segundo después. He sido víctima de mis propias ilusiones, pero he sido capaz de renuciar a tí... por mí. Me vuelvo a levantar hoy, mas aún llevo muletas y a veces me duele al caminar. En tan poco tiempo me has dejado el corazón temblando, embalsamado en todo lo que podía ser racional, para no entrar en tu juego de tio sentimentalmente inestable y acomplejado.
Lo bello de mí soy yo, ¿porqué cambiarlo? tal vez no fuese yo lo que tu querías.

Ahora no me siento ya más yo... tal vez lo conseguiste. Pero se pasará, volverá la confianza, la arrogancia de mujer más que adorada... pero, en el fondo, vacía, fría y distante.

Después de tanto dolor me mantengo lejos de las cosas superficiales, no las soporto, no puedo sentirme un objeto nunca más, quiero retomar el control. Pero no puedo acercarme a la intensidad de lo apasionado, no estoy preparada.

Esperar, sola, a que el tiempo cure las heridas. Se aproximan tiempos mejores.
La espera no vacía sino llena de nuevas ilusiones, de proyectos que aún tengo que terminar, de trabajo que distraiga mi necesidad de amor a tiempo parcial, ése que es tan bello y tan inmoralmente adorable (inmoral para algunos, adorable y delicioso para mí), pero que ahora solo puede confundirme. ¿Realmente es necesario un tiempo de "luto"? es posible que sí.

http://video.yahoo.com/watch/242879/1921819

lunes, 7 de diciembre de 2009

Supervivencia

Recojo los trozos, cada vez más pequeños, de lo que alguna vez fui yo.
Es tiempo de olvidar la reflexión, es tiempo de seguir, monitorizado cual robot, para poder masticar el alimento que cada día me hace levantarme de la cama.

La lucha no había terminado.

domingo, 6 de diciembre de 2009

Cuando la locura y la cordura se mezclan



Esta semana he empezado a leer un libro de PNL muy interesante, y claro, me paso las mañanas dándole al coco activamente, recordando, reviviendo momentos, tratando de analizar situaciones concretas para llevar a la práctica lo que aprendo con esta lectura, o para tratar de comprender y memorizar estas enseñanzas, relacionando situaciones ficticias con situaciones reales de mi proipa vida.

De esta manera he llegado a analizar de nuevo la película del sábado, "El último tango en parís". El lenguaje corporal de los personajes. Nuestro propio lenguaje corporal.

De forma escueta
Posibilidad 1:
Paul nunca se enamora de ella, y sólo al final se enamora de la posibilidad de encontrar la normalidad. Ella se enamora de su locura, y le asesina huyendo de la cordura.

Posibilidad 2:
El idilio entre los personajes es una ficción dentro de la cabeza de Paul, que , trastornado por la reciente pérdida, construye una fantasia con una joven que se cruza con él en diversas ocasiones. Finalmente la fantasía se vuelve tan real para él que trata de llevarla a cabo. La acosa, la persigue hasta su casa, y ella se defiende de ese desconocido loco.

jueves, 3 de diciembre de 2009

¿Cómo que abuelitas?



Éstas mañanas frías anuncian la inminente llegada del invierno, anuncian la llegada de ese frío polar que en enero es tan insoportable que duele salir de casa. Comienza el ciclo de hibernación anual, tu cuerpo se prepara para el estado de inactividad física, y se desarrolla la actividad mental, más despierta que nunca.

Tu casa, tu hogar mejor dicho, se convierte en un lugar extremadamente acogedor, y piensas en él como si fueses a llegar a una casona vieja de grandes muros de piedra, y una gran chimenea encendida en el salón, con la luz tambaleante del fuego que te produce una sensación de dulce y cálida somnolencia, y un olor a estofado que sale de la inmensa cocina llena de utensilios antiguos y panes de hogaza. Varias abuelitas te esperan, una para ponerte la manta calentita que han dejado cerca de la lumbre y acomodarte en el sofá, robusto y rotundo mueble como todos los de la sala, mientras otras improvisan una mesa a tu lado y allí te traen ese suculento bocado cuyo olor ricamente percibiste al traspasar la puerta de entrada. Una escena de lo más acogedora y hogareña.

Pero realmente en vez de eso llegas a tu pisito solitario y vacío, a las afueras de la ciudad, todavía no han puesto la calefacción y para colmo te dejaste una ventana abierta, los muebles son de pocos miramientos y tienen los tornillos flojos, las cortinas caen con desgana y no cubren del todo la ventana. Cierras la ventana, te acomodas cigarrillo en boca con ganas de comer y sin ganas de cocinar, respiras hondo y absorbes esa bocanada de humo que te hace sentir un cierto mareo. Que grato silencio... ¿y qué haría yo con una chimenea? anda que vaya ideas, ¿y las abuelitas? (que imaginación desbordante la mía...) con lo bien que estoy aquí yo sola, con mis muebles baratos y mis plantas supervivientes... jajajá, me río por dentro, miró por la ventana el frío que se siente pero que también se ve. Los campos yertos, el cielo gris y agitado. Que bien llegar a casa.

En todo mi ensimismamiento no me he dado cuenta de que cuatro animales me miran con los ojos muy abiertos, indecisos, no saben si deben interrumpir mi ensoñación absurda. ¡A comer todos! Estoy en casa.

martes, 1 de diciembre de 2009

Sin reglas

lunes, 30 de noviembre de 2009

Recuerdo

Eres mío y de nadie más.
El tiempo te transformará a mi antojo,
serás lo que yo quiera que seas,
incluso engordarás y menguarás
sacando carne de donde alguna vez hubo algo
y ahora, el paso del tiempo dejó sólo vacío.

Eres mío y no quiero compartirte,
eres tú quien me mantiene viva,
mantienes la esncia de lo que un día fuí,
y la que soy ahora; los cambios nos afectan a ambos.

No es que sienta nostalgia,
no es que quisiera revivir el pasado,
yo me quedo donde estoy...no volvería,
aunque a veces eres tan confuso que me da miedo,
me da miedo que desaparezcas, o haberte desfigurado tanto
que ya ni te reconzca, ni me reconozca a mi misma.

Al pasado volvería solo para revivirte,
aunque fuesen sólo cinco minutos.
Oir esa voz, recordar ese olor,
Ver ésos gestos tan familiares,que ahora ya confundo
con los míos propios.

Qué estupidez.Es inutil pensar así.
No serían suficientes cinco minutos,
por eso no vuelvo ni desseo volver.
No es suficiente nada en realidad,
lo importante es no dejarte escapar cuando llegas,
y no olvidarme de disfrutar ese presente que te va dando vida.

ES hoy, es ahora. Luego serás mío. Ahora soy yo, soy sola.

sábado, 28 de noviembre de 2009

Hay un cernícalo en mi balcón

Quiero desaparecer.
Sin embargo la rutina me lleva a permanecer. Estoy incluso cuando no quiero estar.
La vida sigue a pesar de mi... es algo extraño imaginarte tu vida sin tí cuando aún permaneces de una forma tan trascendente.

Es normal que el tipo aquel de la historia anterior sepa que su lugar está muy alejado de la realidad. Espera compasivamente que alguien le de un respiro, pero cuando parece que llega el final de la agonía, lo sabe, no llegará hasta el final de él.

El cernícalo vuela peleándose con otro cernícalo de su mismo rango, y los colores azules y naranjas de su pecho, de su espalda, dejan anonadada a una chiquilla que en ese momento está sacando a su perro a pasear... y éste es el principio de la causalalidad, las alas de la mariposa baten. El tipo sabe que todavía no hay un final, aún es pronto, la historia no acaba aqui.

A nadie le importa la belleza del momento. Sólo a ella, que mira incrédula a los dos animales, y lamenta tener que irse, pero lamenta mucho más ser la única testigo de tanta belleza, y siente ganas de llorar al comprender que no hay nadie, y que a nadie le importa.

El tipo llora también con ella, lo sabe, lo siente, lo ve. Nadie siente su presencia, sólo son pájaros revoloteando.

miércoles, 25 de noviembre de 2009

Where is my mind?

Traspasando los límites de la realidad.
En realidad la burbuja es invisible.
Cuando estas tan dentro es difícil darse cuenta...

El mundo gira y tu estas quieto, las palabras resuenan
en tu cabeza sin que las hagas demasiado caso.

Había un tipo que pensaba que la realidad era ésa,
viviendo en esa náusea agonizante...cada cosa que parecía ser un paso hacia delante se convertía en vómito, y él no sabía porqué.
Unos años después descubrió nuevos mundos que le hicieron olvidar, y los abrazó con satisfacción, aferrándose a eso como si hubieran formado parte de él toda su vida. Eso le salvó.

Sin embargo, y con el paso del tiempo, volvió a aquella rutina tiempo atrás olvidada. No tenía la misma forma, era muy difernte, pero era lo mismo.
Y se dejó llevar por el desánimo y la locura.
Esta vez no dejó que nadie se acercara, ya no había nadie que pudiera ayudarle.
La soledad era lo único que tenía. No es que estuviera solo, no es que a nadie le importase. Es que sabía fingir muy bien, él ya conocía a su amiga la locura y sabía guardarsela para sí. Era suya y de nadie más...
Era lo único que era suyo, suyo y de nadie más. No quiso renunciar a ella.

domingo, 22 de noviembre de 2009

Arroz con nada


Ven a buscarme.
Trataba de llegar a casa, no pude salir ilesa.
No fue fácil.
"Tengo mucho amor que ofrecer...pero no se cómo, a quién..." (Magnolia)
Y despues de una lluvia de sapos y de partirme la cara contra el suelo...creo que ya no me queda nada. Que absurdo y que cierto.
Lloviendo sapos, hirviendo arroz para matar el ruido,quemando has para estar dentro de algo aunque sea confuso, dejando el balcón abierto para que respire tu dulce hogar...cuidado con los sapos!
Estoy cuidando de un enfermo al que pronto tendré que hacer meter en una caja de madera más lujosa que el coche que conduzco, y siento lástima por su vida pasada, por todo eso que creyó hacer tan mal, por todo eso que se guardó, orgulloso, altivo, siervo de sus espectativas de hombre de negocios respetable. Que en su lecho de muerte su único pensamiento era me arrepiento, sí, se arrepentía de tanto, pero sobre todo de ser cobarde y fingir que no ve, que no siente, y hacer su vida en base a sucios proyecto muy rentables. Hubiera sido mejor comer arroz con nada si vosostros estabais allí, mucho mejor que comer tournedó en hojaldre si estás rodeado de nada. Ése puto tournedó...

martes, 17 de noviembre de 2009

Inquietud

La incomprensión
se extiende,permanece e invade...como una droga
a la que se está demasiado acostumbrado

Busco dentro de mí dónde están las respuestas,
y sólo encuentro preguntas... ¿cómo saber el momento,
las palabras...qué hacer...cuál es mi lugar?

¿Dónde está el punto en el que nos podamos comprender?

No puedo hablar de sueños esta noche.
Mañana será otro día...

AÑO 9


El ciclo de la vida,nueve más nueve más nueve más nueve...
Nueve cuando aún estaba dentro de tú barriga
Nueve...
y nueve cuando ya no estabas
Nueve de nuevo y siento que he vuelto a entrar dentro de la burbuja, ésa en la que parece que el mundo se mueve a cámara lenta, y que yo soy un espectador, ni siquiera formo parte de mis propios pasos al caminar. La luz del sol tiene un brillo extraño, como de sueño, como de LSD, y parece que todo es absurdo e inútil.

Últimamente la vida me parte el corazón con demasiada frecuencia, subo y bajo como montada en una noria. El ciclo de la vida, el descorazonamiento habitual de que todo termina, y ésa sensación de no haber logrado nada, de no ser nada ni formar parte de nada. Casi 28 años y no he cumplido ninguno de mis propósitos (si es que alguna vez tuve uno).

La película de hoy, Mi vida sin mí, de Isabel Coixet, producida por Pedro Almodóvar. Es un retrato tan real, tan vívido... me ha puesto en mi propia escena, ¿los ciclos se repiten? Supongo que al mirar la muerte cara a cara, al reconocerla, hay una parte de tu infancia que muere también. Hay una parte de tu vida, sin embargo, que toma cuerpo y se materializa, tu misión en la vida es vivir, y eres responsable de tus errores y de tus victorias. La felicidad está ahí, sólo hay que saber mirar, la FELICIDAD sólo puede estar en el presente.

La vida. Ésa extraña. Todos la asumimos sin más, y cuando nos paramos a pensar en ella nos asusta, mucho más aún que la muerte. Es difícil ser consciente de lo que la palabra vida encierra. Tan absoluto, tan inmenso, tan cruel, tan bello. Es nuestro mayor regalo, la existencia, ser y sentir. Pero cuando la vida es no vida, ni muerte, ¿cómo seguir?. Me siento afortunada de ser, sentir, vivir, caminar, soñar, hablar, pensar.