sábado, 24 de diciembre de 2011

void

Tristeza... es triste, pero es tristeza.
Ese vacío alegre lleno de ilusión y cosas nuevas por llegar no existe cuando el vacío es triste.
Ese vacío triste de las cosas maravillosas que debes dejar atrás para poder sobrevivir en la búsqueda de un nuevo vacío, alegre.

martes, 16 de agosto de 2011

Ansiedad

No es un buen momento.
Percibo los olores con una intensidad nauseabunda; todo me da asco.
El sol me ciega, me ahoga. Sudo como una perra sólo con poner un pie en la calle.
Necesito volver a casa; la oscuridad de mi casa me relaja.
Huir del sol abrasador, huir de esos olores a sudor basura muerte perfume barato pis.
Todo huele y no me gusta.
La ropa me molesta. Maldito calor. Maldita situación. Maldito olfato.
El tiempo apremia y estoy muy lejos; tratar de llegar es como correr en un sueño sin avanzar.

miércoles, 11 de mayo de 2011

Felicidad

Me había acostumbrado a estar sola;
tumbada en la cama veía pasar los minutos a través de los agujeros de la persiana, tranquila, en paz, saboreando ese momento perezoso de las tardes de verano, sintiendo el vacío de mi vida como un recipiente que puede rellenarse.
¡Cuántas cosas aún por llegar!

lunes, 4 de abril de 2011

Nuestros antepasados

La casa está fría y, sin embargo, permanece aquí, sentada en este taburete de formica gris y mirando la chimenea apagada, inmóvil; junto a ésta el carbón, las pastillas de gasolina, un saco de piñas, periódicos viejos, un fuelle y el atizador, bajo la misma capa de mugre que lo cubre todo; el baldosín catalán está quebrado por doquier; las paredes presumen de todo tipo de manchas sobre una superficie pardusca, tal vez antaño pintura blanca. Sólo quedan algunos muebles, una alacena con los cristales rotos y restos de alguna vajilla, una silla tapizada en piel que no casa con el taburete, como si coexistieran, en estos dos elementos, dos épocas, dos tiempos, un lugar...

Gélida como la nieve que entra por las ventanas a través de los vidrios rotos, parece imperturbable. A pesar de la decadencia del lugar, a pesar del frío y de la escasa luz que hay en la casa, ella, la mujer, parece una gran dama, erguida, serena, con el rostro de una niña que mira con los ojos de una anciana, y la amargura de una boca capaz de sentenciar a muerte. Sólo el viento, que ulula y agita las ramas de los árboles, vuelve vívida su imagen; por fin sale de su ensoñación, estremecida, se retuerce dentro de su plumas blanco y se ajusta la capucha de pelo que apenas deja asomar una nariz, una cara, un mechón de pelo lacio y castaño.

domingo, 13 de febrero de 2011

Maldito subconsciente

Desde hace un par de meses sueño contigo de forma recurrente; no sucede nada especial, son de esos sueños tranquilos que me permiten dormir, soñar y descansar. Tu apareces al fondo, entre más gente, con un jersey holgado y raído; estás de frente y tu cara es siempre la misma, seria y triste, con el gesto ligeramente inclinado hacia abajo. Me levanto con sensación de vacío y de arrepentimiento y luego rondas mi cabeza todo el día; mis manos miran el teléfono, pero me quedo quieta. ¿Sonará tu voz tan triste como la siento en mi cabeza?.