sábado, 29 de mayo de 2010

Mañanita mañanera

Vaya mañanita llevo, entre el lento transcurrir de las horas y el rápido devenir de los recuerdos desastrosos de la noche parece que estoy esperando al ángel exterminador. ¡Que angustia más dicharachera y graciosa! nunca pensé que podía ser tan divertido sentirse un despojo humano, será porque creo que aún estoy borracha y tengo que quemar toda esta dosis de alcoholazo.

Es como perder la dignidad pero sin el como, solo que como en realidad todos la perdemos en estas noches locas de desenfreno y... y entonces miramos un poco hacia otro lado para no ver los errores ajenos y en consecuencia perdonar los propios. Consuelo de ciegos.

Puesto que la vida es única no deberíamos desperdiciar el tiempo en replantearnos nuestros actos, pero aún así lo hacemos, no podemos evitar sentir ese desasosiego que desentraña tratar de recordar qué pasó y porqué y cómo lo habrán visto los demás, cuando en el fondo importa bien poco; creo que el instinto masoquista forma parte del género humano por naturaleza, disfrutamos torturándonos con absurdas cuestiones que no van a ningún lado, o bien porque no tienen remedio, lo hecho hecho está, o bien porque carecen de importancia real. Si no puedes arreglarlo tirálo a la basura, o como es más bien conocido, si no puedes hacer nada, ¿porqué te quejas?, ¿de qué sirve el anunciamiento mundial de tu desesperanza?, ¿quien va a jugar el papel de Dios para que un ente insignificante (y grandioso por otra parte, je je) como eres tú, se sienta mejor?. Pues tal vez no es tan difícil encontrar a ese Dios, podemos tirar de churriagenda y esperar que los mimos y el buen follar nos llenen de júbilo y nos hagan olvidar las penas; esto nunca pasó, sentenciamos pues, sabiendo que fue real y que hicimos el idiota, pero que tenemos la capacidad de darle la vuelta a la tortilla en espera de que nadie lo recuerde...

Siempre pienso que no fue para tanto, pero luego llega alguien y te fastidia tu ignorancia haciéndote conocedor de la auténtica verdad; cuando tu crees que entraste recto a pedir, realmente hiciste más eses que una cuerda en un bolsillo, empujaste a todos los que estaban en tu camino, tuviste bronca con la tía más chunga del local y cuando parecía que te iban a matar alguien te cogió del pescuezo y se disculpó por ti, mientras te entretenías pidiendo otra dosis del letal veneno que ansiabas incoscientemente.

Ý despues de tanta reflexión, o maldición, en lo único que pienso es en la próxima fiesta de esta tarde; no dejo de sorprenderme, cuando parece que no puedo hacerlo peor... ¡¡voy y me supero!!.
Espero no dejarme llevar a los bajos fondos de mi alma otra vez, desbocada con la idea de encontrar por la noche, y borracha, lo que no soy capaz de encontrar por el dia, un buen polvo, o como quisieran llamarlo algunos, un poquito de amor; ¿en qué clase de psicópata me he convertido?.

3 comentarios:

La línea muerta dijo...

Se llama tener miedo de la realidad y no afrontarla.

Ya lo hablamos, cuando hablábamos :)Pero sigo leyéndote.

Aine dijo...

No seas tan trascendetal, este es un blog de realidad y ficción entremzclados, busco precisamente ese punto de irónica brutalidad, o dulce desenfreno.

La línea muerta dijo...

Es un comentario mitad realidad y mitad ficción. Tiene su parte de realidad brutal, algo de ironia y desenfreno en las palabras ;)