jueves, 10 de diciembre de 2009

Momento creativo

Que dulce felicidad llena tu respirar en los momentos más creativos. Es el momento en el cual se empiezan a agolpar miles de ideas en tu cabeza creyendo dar forma a algo que aún no sabes muy bien lo que es. Estás a punto de verlo, casi lo puedes tocar, rápido, un papel y un boli.

En mi caso este momento suele ser bastante complejo, por un lado están las ideas, las conlusiones, las historias, ésas deben ir escritas, son pensamientos que albergan un universo de circustancias, o que pueden comentar o explicar una solución técnica dentro de mi profesión; y he aquí la parte compleja, por otro lado existen las visiones espaciales momentáneas en las que creo reconocer un recurso para resolver un espacio concreto sobre el que estoy trabajando, o una idea que debo reciclar pora cuando haga... tal cosa. Pero también puede ser esa necesidad de dibujar una situación, una escena, un objeto abstracto y pictórico. El arte por el arte.

Este cruce de ideas, de maneras representativas, este escribir, dibujar, imaginar, crear, en ocasiones se vuelve demasiado confuso y me pierdo entre unos y otros. Ojalá tuviera una grabadora de cerebro para, más tarde, reproducirme mis propios pensamientos a baja velocidad y apresurarme a anotarlo todo.


El camino que recorro cada día desde que salgo del trabajo hasta que llego a mi casa me resulta tan monótono y exasperante que a menudo voy flotando en una nube de ensoñación creadora. Suele ser uno de los momentos más fértiles pero menos productivos del día, ya que mi mente se dispara en un ir y venir de pensamientos sueltos entremezclados, conversaciones imaginarias y recuerdos.

Siempre que me curzo con alguien en este trayecto han de llamarme con bastante insistencia, y yo me giro con gesto de sorpresa, como quien se despierta de un sueño repentinamente. Saludo y sigo mi camino como desperezándome, todavía no muy consciente de dónde me encontraba yo cuando me sobresaltaron.

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