sábado, 16 de marzo de 2013

Pensar en cine

¡Con cuánta frecuencia un pequeño relato puede ser fruto de una visión cinematográfica!. Primero son las imágenes y luego las palabras. ¿Cómo escriben los ciegos, ésos que nunca han visto imágenes, ni colores, ni luz?

Las imágenes están ahí incluso en apenas unos renglones, al describir un pequeño instante; esos segundos de reposo viendo el atardecer en una playa lluviosa, o un momento fugaz del estrés del día a día de un oficinista que coge el metro para ir a trabajar, son la visión del momento montado en una secuencia más o menos ordenada, como si se proyectara una película dentro de tu propia cabeza, a cámara rápida, lenta o retrocediendo, plano corto, plano largo, picado, traveling...está todo. A veces incluso imagino el sonido que hacía mi reproductor de VHS al darle a Rew, que era algo así como si pones en marcha una batidora de vaso llena de papel plastificado; realmente parecía que se estaba merendando tu película, que es lo que también hace tu cabeza cuando no te sientas y escribes rápidamente esa visión, ese instante.

Pero no sólo un relato puede ser imaginado como un corto de cine, también un diseño, un edificio, un cuadro... Allí estás tú dibujandolo, te lo imaginas tal cual, y poco  a poco la cámara se va metiendo en el dibujo, ya no apareces tú desde el techo, como si te vieras en un viaje astral, ahora son sólo líneas dibujándose, bloques levantándose en una visión básica de animación en 3D, y poco a poco se va transformando en ése edificio o ése detalle, ése rincón, ésa plaza, como una visión real que, como con los relatos, con el tiempo desaparece; al principio rápidamente, y después con lentitud, dejando pequeños resquicios de lo que un día fue una idea, ya irrecuperable.

0 comentarios: